2.
SI ME QUITO
“Lo quiso todo o nada.
Por eso dejó todo:
para tenerlo todo”
(José Hierro)
Si me quito
las oscuras luxaciones que el dolor
me adhiere como escamas de luto
en la pesadumbre de los párpados,
los grafittis que trazo en mi lengua
para acuchillar los gritos imprecisos
que maduran como lúgubres crucigramas de silencio,
los verbos intransitivos que me sembraron otros,
las mariposas de cenizas que aún fosforecen
en los escaparates de rebajas de mi anoréxica memoria
como luces gangrenosas,
las vértebras carcomidas,
el moho, las llagas,
las lágrimas que se adentran y humedecen
el esqueleto de un alma casi extinta,
y las grietas por donde alguna vez
se asoma la alegría.
Si me quito
las distancias ojivales que las hojas del otoño
dejan en mi espalda
cuando barren las calles sin luz y sin penumbras,
la lluvia y el frío que se acumula en las fotografías,
nombre y apellidos,
y los recuerdos...
Si saldo mis deudas
y pago hasta el último euro por este tiempo
de vivir a renta,
y cuento la bruna plusvalía que firma
sobre mi piel las manos del verdugo,
me hallaréis desnudo,
sin nada,
preguntándome a solas
qué parte de mi muere en los cementerios
y que parte sobrevive con las manos extendidas
a los árboles.
“Lo quiso todo o nada.
Por eso dejó todo:
para tenerlo todo”
(José Hierro)
Si me quito
las oscuras luxaciones que el dolor
me adhiere como escamas de luto
en la pesadumbre de los párpados,
los grafittis que trazo en mi lengua
para acuchillar los gritos imprecisos
que maduran como lúgubres crucigramas de silencio,
los verbos intransitivos que me sembraron otros,
las mariposas de cenizas que aún fosforecen
en los escaparates de rebajas de mi anoréxica memoria
como luces gangrenosas,
las vértebras carcomidas,
el moho, las llagas,
las lágrimas que se adentran y humedecen
el esqueleto de un alma casi extinta,
y las grietas por donde alguna vez
se asoma la alegría.
Si me quito
las distancias ojivales que las hojas del otoño
dejan en mi espalda
cuando barren las calles sin luz y sin penumbras,
la lluvia y el frío que se acumula en las fotografías,
nombre y apellidos,
y los recuerdos...
Si saldo mis deudas
y pago hasta el último euro por este tiempo
de vivir a renta,
y cuento la bruna plusvalía que firma
sobre mi piel las manos del verdugo,
me hallaréis desnudo,
sin nada,
preguntándome a solas
qué parte de mi muere en los cementerios
y que parte sobrevive con las manos extendidas
a los árboles.