En ese instante de hiedras transeúntes que habitan la ruta de tus venas
“No
necesito verte: te dibujo
con mis dedos, mis labios y su sal.
Y paladeo el gusto de tu piel.”
Isabel
Rodríguez Baena
Escribir
en tu piel no
es sólo amasar amapolas en las manos, ni
zambullirme en la rutina gris de las horas en
busca de motivos para llenar las palabras que
no existen o nunca pronunciamos, ni
jugar al escondite con cada verso en
una ciudad de calles imposibles. Escribir
en tu piel es
no tener prisas, ni
aranceles que graven tu desnudez en
ese instante de hiedras transeúntes que
habitan la ruta de tus venas, sólo
una sed infinita de inventarte de
otra forma a como todos te ven. Escribir
en tu piel es romper los
puntos cardinales de tu cuerpo con
un vértigo de luz en la pluvial humedad de
las palabras que reclaman la
callada presencia de mis manos, es
transgredir la rosa de los vientos que
mastica ternuras de indómitas geografías en
las bóvedas azules de tu ombligo donde
trazo el canto de los pájaros, es
invocar hogueras de San Juan que
excaven trincheras en la muerte para
que se vuelva transparente el espacio que
mide el perímetro exacto de tus besos. Escribir
en tu piel es
quedarse sin fronteras, sin
corazón, sin alas, sin
carne, sin voz, desvertebrado,
desnudo, sin
más abrigo que
tu claridad de árbol entre mis dedos.
Este poema forma parte del libro "El Vuelo de la Palabra. La Poesía en Extremadura en 2014", editado por el Ayuntamiento de Badajoz, tras ser seleccionado por el Jurado entre los trabajos presentados.